Remera Kenji

Remera Kenji
En un pequeño pueblo japonés, había una persona llamada Kenji que vivía con la creencia de que las personas tienen tres máscaras: la máscara de la sonrisa, la máscara de la tristeza y la máscara de la verdad.

La máscara de la sonrisa era la que Kenji mostraba a todo el mundo. Era la máscara de la cortesía y la amabilidad, con la que trataba a todos con respeto y simpatía.

La máscara de la tristeza era la que Kenji reservaba para aquellos que consideraba amigos cercanos. Era la máscara de la vulnerabilidad y la confianza, con la que compartía sus sentimientos y miedos más profundos.

La máscara de la verdad era la que Kenji reservaba solo para sí mismo. Era la máscara de la introspección y la autenticidad, con la que se enfrentaba a sus propios demonios y debilidades. Un día, Kenji se dio cuenta de que había estado viviendo con una gran contradicción. Mostraba la máscara de la sonrisa a todo el mundo, pero en realidad se sentía vacío y solo. Mostraba la máscara de la tristeza a sus amigos, pero en realidad no les permitía ver su verdadera esencia.
Kenji se preguntó: “¿Qué pasaría si me quitara las máscaras y me mostrara tal como soy en realidad? ¿Qué pasaría si permitiera que los demás me vieran con todas mis debilidades y defectos?”
La respuesta fue aterradora y liberadora al mismo tiempo. Kenji se dio cuenta de que la autenticidad y la vulnerabilidad eran las claves para construir relaciones verdaderas y significativas. La historia de Kenji es una metáfora de nuestra propia vida. Todos tenemos máscaras que podemos poner y quitar, dependiendo de cómo nos sintamos y de qué estemos dispuestos a permitir que los demás vean. La pregunta es: ¿Qué máscaras estás dispuesto a quitarte en tu vida? ¿Qué partes de ti mismo estás dispuesto a mostrar a los demás?