Remera Agustina

La remera del mandala que sana Dicen que los mandalas son más que formas. Son caminos. Círculos que nos invitan a volver al centro,
cuando todo afuera parece girar sin sentido. Esta remera se llama Agustina. Y no es casual. Lleva el nombre de una hija valiente,
que atravesó un momento difícil, de esos que te hacen tambalear, dudar, quebrarte un poco por dentro.
Pero en medio de la tormenta, Agustina empezó a dibujar. Uno, dos, mil mandalas. Sin darse cuenta, estaba tejiendo su propia sanación. Cada trazo era una herida que se cerraba, cada círculo, una vuelta al alma.
Los mandalas la ayudaron a volver a sí misma. A reencontrarse con su fuerza, con su calma, con su historia.
A sanar sin palabras. A hablar desde el color y el silencio.
Hoy esta remera lleva uno de esos mandalas. No es diseño. Es memoria. Es lucha. Es amor de madre que mira de cerca,
y a la vez, suelta para que florezca.
Que cada vez que te la pongas, recuerdes: cuando todo parece desordenarse, siempre hay un
camino de vuelta al centro